sábado, 8 de noviembre de 2014

EL HOMBRE MEDIOCRE

“EL HOMBRE MEDIOCRE”
 DE JOSÉ INGENIEROS:
Cuando pones la proa visionaria hacia una Estrella y tiendes el ala hacia tal
excelsitud inasible, afanoso de perfección y rebelde a la mediocridad, llevas en
ti el resorte misterioso de un Ideal. Es ascua sagrada capaz de templarte para
grandes acciones. Custódiala, pues si la dejas apagar no se reencenderá

jamás. Y si ella muere en ti, quedarás inerte:fría escoria humana. Sólo vives por
esa partícula de Ensueño que te sobrepone a lo ‘real’. Ella es ellis de tu blasón
y el penacho de tu temperamento. Innumerables indicios la revcelan: cuando se
te anuda la garganta al recordar la cicuta impuesta a Sócrates, la Cruz izada
para Cristo y la hoguera encendida a Giordano Bruno; cuando te abstraes en
lo infinito leyendo un Diálogo de Platón, un Ensayo de Montaigne o un
discurso de un gran pensador (...) y cuando, en suma, admiras la mente
brillante de los genios, la sublime virtud de los santos, la magna gesta de los
héroes, inclinándote con igual veneración ante los creadores de Verdad o de
Belleza. Todos no se extasían -como tú- ante un crepúsculo, no sueñan frente a
una alborada o se estremecen en una tempestad (...) Es de una minoría esa
inquietud entrañable de perseguir ávidamente alguna quimera o Utopía,
venerando a auténticos filósofos, artistas y pensadores que fundieron en
síntesis supremas sus visiones del Ser y de la Eternidad, volando más allá de lo
‘real’. Ellos forman Raza aparte en la Humanidad: son Idealistas, pues el Ideal
es vuelo del espíritu hacia la perfección.
(...) Sin altos Ideales o Valores sería inexplicable la evolución humana. Los
hubo y los habrá siempre. Son faros sucesivos en la evolución mental de las
Personas y de las Razas; hitos luminosos que de trecho en trecho alumbran la
escarpada ruta humana. La Historia muestra una infinita inquietud de
perfecciones, que grandes Hombres presienten, intuyen,anuncian y simbolizan.
Frente a esos Heraldos o mensajeros, en cada momento de la peregrinación
humana se advierte –muy por el contrario una fuerza gravitacional que obstruye
todos los caminos: ¡la mediocridad, ramplona incapacidad de grandes Ideales!
Existen dos mundos morales, dos razas o dos temperamentos: sombras y
Hombres, pues siempre habrá evidente contraste entre el servilismo y la
Dignidad, la torpeza y el Genio, la hipocresía y la Virtud. ¡Siempre habrá, por
fuerza, Idealistas y mediocres (...) Del equilibrio entre la inspiración y la
Sabiduría nace el Genio... Nada cabe esperar de los hombre que entran a la
vida sin apasionarse por algún noble Ideal; les parece descarriado todo
Ensueño... ¡Tener un Ideal es servir a su propia verdad siempre! Debemos y
podemos cifrar el Ideal en lo que depende de nosotros y ser indiferentes a lo
demás: he aquí una sabia fórmula para el Idealismo experimental al estilo de
Epicteto, mirando cada vez más hacia su interior. Toda Ética idealista trasmuta
los Valores y eleva el rango del mérito.
En este orden de ideas, sólo existen tres categorías de seres humanos: el
hombre inferior, el hombre mediocre y el Hombre superior. En nuestras manos
está escoger, pues nadie nace predestinado (...) El hombre mediocre que se
aventura en el ámbito social tiene un apetito urgente: el éxito. No sospecha
siquiera que existe la Gloria, destinada sólo a Hombres superiores: ¡el éxito es
efímero y se mendiga; la Gloria es inmarcesible (inmarchitable) y se conquista!
Conclusión: Mientras existan corazones que alienten un anhelo de perfección,
serán conmovidos por todo lo que revela fe en un Ideal: ¡por elcanto de los
genuinos Poetas, por el gesto de los Héroes, por la virtud de los Santos, por la

Sabiduría de los Sabios y por la Filosofía de los Pensadores. (...) Dichosos los
pueblos de América Latina y los jóvenes de esa Nueva Generación que
descubran en sí mismos las Fuerzas Morales necesarias, indispensables, para
tan magna Obra: ¡construir la Justicia social en la nacionalidad única
continental que nos hermana! (1973, con énfasis nuestros)

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